Podium
Los inteligentes no caen bien, dan tirria. Son los aguafiestas, los que corrigen el dato, los que entienden la ironía antes de que se sirva el postre. En este episodio, Beatriz y Guillermo hacen un elogio —nada humilde— de la inteligencia. ¿Por qué nos molesta la gente lista? ¿Por qué en redes sociales ser culto es visto como una provocación? ¿Y por qué fingimos que todos tenemos que ser igual de brillantes cuando claramente no lo somos? Aquí reivindicamos la figura del cultureta frente al pesado solo habla de Operación Triunfo y series pochas de Telecinco
En el último episodio de la temporada apuntamos contra nuestro objetivo favorito: nosotros mismos. Porque para ser dos personas cínicas, criticonas y cascarrabias hay que empezar por el autodesprecio. Pero ojo, ¿puede ser el autodesprecio no solo una fuente de sentido del humor lacerante y desprejuiciado sino un estupendo punto de partida para saber todo lo que no nos gusta de nosotros mismos e intentar cambiarlo? La respuesta es: sí. Porque somos unos h**** de p***, pero siempre tenemos razón.
Nos encanta escaparnos. Nos escapamos del trabajo, nos escapamos de los plastas y nos escapamos a parajes lejanos y hermosos. Pero también nos escapamos a lugares mentales, recurrimos a cositas que nos llevan lejos aunque no nos hayamos movido y escapamos de nuestras vidas a través de libros para poder vivir otras. Tras este episodio, grabado en directo en el Espacio Iberia de la Serrería Belga de Madrid, también nos escapamos porque no dejamos de decir barbaridades. Todavía nos buscan.
¿Puede un cliché ayudarnos a entender quién somos? ¿Y puede un prejuicio tender puentes, rellenar espacios desconocidos y darnos la confianza suficiente como para saltar al vacío? En este episodio Guillermo argumenta que sí y para ello enumera ejemplos como acariciar a un koala, pero Beatriz, mucho más descreída, pone ejemplos como la agresividad de los mapaches y mantiene, durante casi todo el episodio, que Guillermo es imbécil y no se entera muy bien de lo que está hablando.