Asistolia: la muerte desde dentro

Da igual cómo hayamos llegado hasta aquí. Todo lo que haya pasado. Las causas de la muerte, la duración del proceso, la agonía, el sufrimiento, haberlo aceptado o no. Es igual. Siempre, siempre, la muerte nos conduce a este punto de la historia y lo hace de la misma manera. Porque sólo hay dos opciones de acabar: o bajo tierra o siendo cenizas. 

Por la puerta de un tanatorio nunca entran dos familias en el mismo estado de ánimo. Por eso cada velatorio es una experiencia completamente única. ¿Cómo está cambiando la forma de velar a nuestros seres queridos? ¿Cuánto cuesta morir en España? ¿Cómo es trabajar cara a cara con familias que están atravesando un momento tan doloroso en la vida? 

Para que podamos velar a nuestros muertos de una manera decente, para que la última imagen que tengamos de ellos sea digna y respetuosa con su memoria, tienen que existir los tanatopractores. Personas que conservan, restauran y reconstruyen cadáveres en las horas posteriores a su muerte. Con la precisión, el estómago y la entereza imprescindibles para un trabajo tan delicado.

¿A qué huele un cadáver? ¿Por qué el olor a muerto es tan particular? ¿Cómo trabaja la unidad canina de la policía en la búsqueda de restos humanos? 

Médicos forenses responden todas las preguntas que hay detrás de una autopsia. Su trabajo explica las causas de la muerte, pero también puede servir para salvar vidas. 

La puerta de Urgencias y de la UCI recibe casos extremos que obligan a los sanitarios a activar operativos a contrarreloj para salvar vidas. No siempre se consigue. Es la muerte repentina, inesperada. 

El trabajo de los profesionales en una unidad de cuidados paliativos es inusual dentro de la medicina: no trabajan para curar, trabajan para cuidar. Porque saben que se van a tener que despedir de todos sus pacientes.