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Bruselas ha aprobado un préstamo a Kiev a través de eurobonos; aunque sin unanimidad. Porque ni Hungría, ni Eslovaquia ni República Checa han aceptado el envío de esta ayuda. Moscú se refiere a estos países como "las voces de la razón" en Europa, y hablan de un "gran golpe" a los líderes belicistas. Tampoco hubo acuerdo para utilizar los 200.000 millones de euros en activos rusos congelados para financiar a Ucrania. Además, la Comisión Europea ha retrasado la firma de Mercosur, que se iba a suscribir mañana, por las objeciones de Francia e Italia. Y el PP azuza el fantasma del pucherazo en Extremadura, pese a que la Guardia Civil califica el robo de 124 votos de una oficina de Correos como "delincuencia común".
En este programa hay de todo: redactores que se emocionan trabajando, jardineros que se enamoran de plantas y tertulianos que van de listillos y tropiezan con el lenguaje. Y también un auditor que viene a recordarnos cada viernes lo mal que hacemos todo.
En los bolos del Hoy por Hoy no pueden faltar la música y el humor, así que hemos juntado las dos cosas y nos hemos llevado a Cariñena a Los Gandules para llorar de la risa con sus versiones de grandes himnos musicales.
Irene Vallejo juega en casa, en Cariñena, a poco más de cincuenta kilómetros de Zaragoza, la capital de Aragón, donde la filóloga y escritora nació en 1979. Hasta allí ha viajado en el bibliobús de Antonio Martínez Asensio para charlar con el periodista y Àngels Barceló a propósito, claro, de uno de los mayores fenómenos literarios del último lustro en nuestro país: "El infinito en un junco" (publicado originariamente en la editorial Siruela en 2019), un ensayo extraordinario sobre los orígenes de la historia del libro. "El infinito en un junco" (Premio Nacional de Ensayo 2020, "Medalla de Oro de las Bellas Artes") que conecta la antigüedad con el presente a través de la historia del libro es, sesenta y cinco ediciones después, además de líder en ventas, uno de los mayores asideros que tuvieron los lectores durante la pandemia, al punto que como sostiene su autora, "durante el confinamiento hubo lectores que me dijeron que en esa angustia, el libro ha sido un viaje liberador. Me parece conmovedor".Un libro escrito bajo la zozobra de la quebradiza salud de su hijo recién nacido, cuando mientras lo llevaba a cabo, también pensaba que no volvería a escribir. "Todo lo sucedido con este libro después -reconoce Vallejo- es extravagante y anómalo, ya que loa un mundo y a un instrumento, el libro, que nos decían obsoleto".