Dar es señorío, recibir esclavitud

Podium

“Dar es señorío, recibir esclavitud”. Incapaces de hacer nuestro el lema de los Mendoza que amparó a la marquesa del Cenete en su delirante fiebre del regalo y en su labor de sugar mami intelectual, y ansiosas por disfrutar de nuestro espíritu más regalado y regalón, en este episodio desmenuzamos para nuestras dadivosísimas oyentes las múltiples tesituras del gesto transhistórico del obsequio. Con un elenco de personajes insoportablemente VIPs y algún inevitable devaneo por ese reducto feudal que es la reviste Hola, recuperamos el circuito de reciprocidad de la economía del regalo, nos regodeamos en el anciano acercamiento discursivo a emblemas y memes, recuperamos el costoso adiestramiento en coleccionismo de Mencía de Mendoza, la Blue Ivy del barroco, advertimos contra souvenirs embarazosos y molestas aduanas y, en un insospechado recorrido que enlaza mejillas de santas y demás reliquias de las Descalzas Reales con injertos de pelo y otros sobornos de la Gürtel, os invitamos a lagrimear con nosotras por el descalabrado declive en la coacción del agasajo diplomático. Si no podéis vivir ni un minuto más sin descubrir qué amistad de nuestra santa Teresa sufrió ciertas marejadillas por la latosa jerarquía del agasajo o si necesitáis saber inmediatamente con qué primoroso intercambio de regalos echamos la lazada final a este episodio, dadle corriendo a play.

Más episodios

¿Quién contará los suspiros de las dos hermanas en la despedida?

Presas del terrible desamparo que nos consume ante un trance que jamás quisimos afrontar, Las hijas de Felipe recurrimos a un rosario de despedidas barrocas, desgarros amistosos y separaciones cortesanas y conventuales para enjugar las lágrimas que empapan nuestros tristísimos ojos. Este episodio, amigas, es un pequeño repaso por el repertorio sentimental de las despedidas barrocas: un intento de buscar en nuestros siglos más favoritos un poquito de aliento para daros una noticia seguramente dolorosa pero también muy necesaria. Pero, por favor, que nadie se hunda en la pesadumbre, que como siempre, al final del recorrido, y del viaje, hay jolgorio y regocijo, sonrisa perpetua y entusiasmo carmelita. Partimos, pero no sin el amparo de nuestro escuadrón angelical de ilustrísimas oyentes. 

Fieramente humanas

Las hijas de Felipe es el refugio sonoro del ahistoricismo deliberado, un espacio donde los rincones más remotos de los siglos XVI y XVII y los resquicios más impenetrables del presente se solapan en un anacronismo estratégico para, con suerte, sugerir cavilaciones y conexiones insospechadas. En este episodio en directo desde el Museo Thyssen de Málaga, dialogarán con la exposición Fieramente humanos para pensar los procesos de canonización desde la construcción contemporánea de la fama y la celebridad. Desde los rasgos exactos de Santo Domingo revelados por el demonio a las dominicas de San Plácido hasta las implicaciones del lip combo de Rosalía: un suculento y trepidante recorrido por los vericuetos de la santidad y el estrellato.

Casuística amorosa

Felicísimas de poder aliviar al fin la quemazón que nos carcomía ante la falta de invitaciones para participar en actividades ontológicamente lésbicas, en este episodio grabado en el Festival Visibles de Barcelona, nos entregamos con desenfreno a una apología de lo que más nos encandila y atormenta a las lesbianas: la casuística amorosa. Ayudadas por las enrevesadas herramientas casuísticas de los jesuitas, os enseñaremos todo lo que necesitáis saber para navegar con éxito las pantanosas aguas de la incondicionalidad amorosa; arropadas por Madame de Scudéry y su ramillete de amigas précieuses, militantes de la agamia barroca, os guiaremos por una liosísima cartografía de los afectos para desembocar en el desenfreno lujurioso de Inés de Santa Cruz y Catalina de Ledesma, Las Cañitas, nuestras Tukus barrocas, y desmentir de una vez por todas el mito de la lesbian death bed. Si te urge saber quiénes eran la Holland Taylor y la Sarah Paulson del barroco, si no puedes vivir ni un minuto más sin averiguar cómo acaba el estropicio poliamoroso de Las Cañitas, dale corriendo a play.