Episodio 1 | Pedja Mijatovic, la amistad por encima de la patria

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De Predrag Mijatovic conocemos muchas cosas, como el gol de la Séptima o sus tres grandes temporadas en Valencia. Sin embargo, antes de todo eso, Pedja formó parte de la selección de Yugoslavia que ganó el Mundial Sub 20 en 1987 en Chile. Aquella gesta marcó su carrera de tal manera, que le unió para siempre con sus compañeros de equipo. La guerra que asoló los Balcanes en los años noventa desmembró aquella generación dorada, pero no pudo con la amistad.

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Episodio 5 | Robert Prosinecki, el croata que reinó en Belgrado

Ídolo en Zagreb e ídolo en Belgrado. La carrera de Robert Prosinecki no se entiende sin su amor al fútbol, que empieza cuando de niño su padre se empeñó en que jugara para el Dinamo de Zagreb. Un amor que fue golpeado una y otra vez por las lesiones y por una guerra horrible que apareció en el mejor momento de su vida. La carrera de Robert está llena de récords, anécdotas y decisiones inesperadas que le convierten en un futbolista único. Cuando todo parecía acabado para él, Prosinecki resurgió de las cenizas para llevar a Croacia al tercer puesto en el Mundial de 1998 en Francia.

Episodio 4 | Boban Babunski, la otra Yugoslavia

Con apenas 19 años Boban Babunski ya era campeón de Yugoslavia con FK Vardar de Skopje. Además formaba parte de aquella generación que maravilló al planeta en el Mundial Sub 20 de 1987, sin embargo su historia fue por otro camino. ¿Cómo se ve desde la barrera una guerra civil? Macedonia y Boban asistieron a la desmembración de Yugoslavia como meros testigos que lo único que podían hacer era ayudar a los que querían escapar de aquello. Babunski llegó a la liga española en 1994 y aterrizó en Lleida, allí encontró un gran equipo, pero también un destino ideal para criar a sus hijos. 

Episodio 3 | Nenad Bjelica, salir de la guerra con destino Albacete

En la frontera entre Croacia y Serbia se vivieron algunos de los episodios más terribles de la guerra de los Balcanes. Pocos días antes de empezar el conflicto, Nenad estaba en Belgrado haciendo la mili, y semanas después el país para el que había hecho el servicio militar ya no era el suyo. Bjelica pasó un año entero en su ciudad, Osijek, yendo del refugio antiaéreo al campo de fútbol para entrenar. Hasta que en el verano del 92, el Albacete se cruzó en su camino y pudo centrarse únicamente en el fútbol.