Si dudas de tu fuerza, oye esto

Podium

En este episodio del podcast te comparto una reflexión que surgió después de ver —por segunda vez— un documental sobre las cinco grandes extinciones masivas que ha enfrentado el planeta Tierra. Al contemplar cómo nuestro planeta ha logrado recuperarse de eventos catastróficos que llegaron a borrar hasta el 90% de las especies, tanto marinas como terrestres, no puedo dejar de maravillarme ante la potencia de la vida. Una fuerza resiliente, inquebrantable, que siempre encuentra caminos para continuar. Y entonces me pregunto: ¿cómo olvidar que los seres humanos no estamos al margen de esa potencia? No somos algo separado de ella. Somos esa misma potencia hecha carne, pensamiento y acción.

Más episodios

"No era flojera, era cansancio de luchar conmigo"

En este episodio del podcast Yo debería ser flaca entrevisto a Fridzy Cardona, una querida consultante que comparte su testimonio sobre el proceso de soltar la lucha con la comida y el cuerpo. Fridzy nos cuenta cómo ha aprendido a suavizarse consigo misma, y cómo esa suavidad no la ha llevado a la resignación ni al abandono, sino, por el contrario, le ha dado más herramientas para diseñar una vida alineada con lo que realmente le importa.

Los hábitos se construyen, te digo cómo

En este episodio del podcast Yo debería ser flaca converso sobre un tema que ha sido tendencia en los últimos años: los hábitos. Desde el famoso reto de 21 días hasta la figura del influencer que celebra su rutina de ejercicio a las 4 a.m., todas queremos saber cómo construir mejores hábitos.Pero hoy te propongo una perspectiva distinta, lejos de las narrativas centradas en el esfuerzo, la fuerza de voluntad o la disciplina. En este episodio te comparto una educación esencial para poder sostener hábitos nuevos desde una mirada más amable, realista y regulada con tu cuerpo.

Voy entendiendo el amor propio

En este episodio del podcast Yo debería ser flaca converso sobre lo que significa para mí el amor propio. Hasta ahora no había tocado este tema porque, como muchas, también me he sentido confundida frente a ese idealizado amor propio del que tanto se habla en redes. De Byron Katie aprendí algo fundamental: que poner el propio corazón primero requiere una mirada sin juicio hacia los demás, incluso cuando el ego grita por defenderse y tener la razón. El amor propio, entonces, es un acto radical: una decisión de no entrar en guerras afuera para no tenerlas adentro.