Podium
En este episodio hablamos con honestidad y sin juicios del deseo de perder peso.Nunca juzgo a una mujer por querer bajar de peso, ni considero que ese deseo sea una señal de falta de amor propio. Querer adelgazar no es un defecto individual: es la consecuencia predecible de vivir en un mundo que nos enseña, desde muy pequeñas, que el valor de nuestro cuerpo depende de su tamaño.También sé que hay razones médicas por las que alguien puede necesitar o decidir bajar de peso. Y esas razones no las niego ni las minimizo.Pero en este episodio quiero contarte por qué, a pesar de todo esto, me alejo conscientemente de prometer pérdida de peso en mi trabajo. Por qué considero que esa promesa, además de ser en la mayoría de los casos infructuosa, puede llegar a ser poco ética, especialmente cuando tomamos en serio la enorme cantidad de evidencia científica que demuestra la ineficacia de las dietas a largo plazo y los profundos efectos adversos físicos, emocionales y psicológicos que pueden dejar en nuestras vidas.Este episodio es una invitación a mirar más allá del número en la balanza, a cuestionar de dónde surge realmente ese deseo y a preguntarnos si el camino que nos han enseñado —el de las dietas y la restricción— es realmente el único que existe.
En este episodio del podcast Yo debería ser flaca abordo una idea que ha rondado mi cabeza en los últimos meses y que he visto repetirse en varias publicaciones: la afirmación de que el movimiento de la aceptación corporal ya no es necesario o que ha fracasado. Que, supuestamente, en la era de Ozempic y los GLP-1 ya no necesitamos movilizarnos para aprender a relacionarnos con nuestro cuerpo tal como es.Yo no lo creo así. De hecho, estoy convencida de que el movimiento de la aceptación corporal, la diversidad corporal y el activismo antigordofobia son más necesarios que nunca. La violencia estética no ha disminuido; al contrario, se ha intensificado hasta dar lugar a nuevas formas de malestar y desórdenes, como la cosmeticorexia, la obsesión por el cuidado de la piel.Más que nunca, necesitamos seguir hablando de diversidad corporal y reclamar nuestro cuerpo como legítimo, justo como es.
En este episodio del podcast te comparto una reflexión que surgió después de ver —por segunda vez— un documental sobre las cinco grandes extinciones masivas que ha enfrentado el planeta Tierra. Al contemplar cómo nuestro planeta ha logrado recuperarse de eventos catastróficos que llegaron a borrar hasta el 90% de las especies, tanto marinas como terrestres, no puedo dejar de maravillarme ante la potencia de la vida. Una fuerza resiliente, inquebrantable, que siempre encuentra caminos para continuar. Y entonces me pregunto: ¿cómo olvidar que los seres humanos no estamos al margen de esa potencia? No somos algo separado de ella. Somos esa misma potencia hecha carne, pensamiento y acción.