El País
Gabriela Warkentin conversa con el escritor Federico Bonasso sobre la guerra cultural en México y sobre la idealización de la izquierda en el país.
En medio del ruido en redes sociales por la subida arancelaria anunciada la víspera por el presidente estadounidense, Donald Trump, otros temas apremian. Llaman guerra cultural a lo que no es más que una batalla ideológica. Esa degeneración de la idea de la cultura como tal resulta un agravio que debería llevarnos a la reflexión y, de manera urgente, a que dejara de utilizarse la palabra con esa connotación contaminada de todo aquello que no representa. Estamos a tiempo de detener esta peligrosa perversión. Al menos, intentarlo.
Los enfrentamientos entre Irán e Israel no son recientes, de acuerdo con Moisés Garduño García, doctor en Estudios Árabes e Islámicos Contemporáneos, desde 1979 “Israel e Irán entraron en un proyecto de guerra de sombras atacándose de manera clandestina, con operaciones encubiertas, siempre entrando en una línea roja de no atacarse directamente, en términos de guerra convencional.
“El periodismo es de lo poco que nos queda para salvar la democracia”, una conclusión de lo mucho que ha pasado en México con la elección de jueces, magistrados y ministros el pasado 1 de junio. Entre el periodo de campaña, el día de la elección y los días ulteriores a este ejercicio, se han contado muchas historias.
Las elecciones para renovar el Poder Judicial en México están a punto de concluir. El conteo sigue su paso y la participación en este inédito ejercicio democrático ronda el 13% del padrón electoral. Además de la amplia abstención, la composición que ya se perfila en torno a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y algunas de las irregularidades en este ejercicio dan las primeras impresiones de lo que ha sucedido.