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Ya sin apagones, al menos por ahora, volvemos con muchas situaciones realmente comprometidas en estos Playoffs: resurge Jamal Murray para complicarle la vida a Los Angeles Clippers y poner la ventaja a favor de Denver Nuggets, aparece Jimmy Butler en el mejor momento para ayudar a Stephen Curry y liderar a los Warriors contra Houston, palazo de Anthony Edwards y compañía a la moral de LeBron y Doncic tras conseguir el 3-1 para Minnesota contra Lakers, cae fulminado Miami, supera el susto Boston ante Orlando y... se acabó la gloriosa etapa de un jugador memorable como Giannis en unos Milwaukee Bucks arrasados por Indiana Pacers en primera ronda. ¿O quizá todavía queda una última oportunidad de que el griego intente salvar la que ha sido su única casa en la NBA?
Ya no hay excusas con los Pacers y los Timberwolves: son candidatos al anillo por sus propios méritos. Pisaron las finales de conferencia el año pasado, y este vuelven a repetir, a falta de conocer a sus rivales. Las franquicias comandadas por Tyrese Haliburton y Anthony Edwards han encontrado dos líderes y numerosos escuderos de altísimo rendimiento, realmente competitivos, y han sabido cuidar sus proyectos para aprovechar cualquier oportunidad. Y aquí la tienen.
Pues eso, que esta NBA no hay quien la entienda, y en tan solo una noche ha transformado su presente y futuro radicalmente. Boston Celtics está a un paso de caer en Playoffs ante New York Knicks, pero lo verdaderamente importante es saber qué piensan hacer si la lesión de Jayson Tatum es tan grave como parece. Por si fuera poco, la lotería de Draft más loca de la historia lleva a Cooper Flagg a Dallas Mavericks (en teoría, a ver qué hace Nico Harrison), y el número 2 será para San Antonio Spurs, que debería hacer todo lo posible para convencer a Milwaukee Bucks y poder juntar así a Wembanyama con Giannis Antetokounmpo.
Cuesta mantener la compostura y la calma cuando se ven, uno tras otro, tantos partidos absurdos en estos Playoffs. Un día por falta de liderazgo, otro por dejarse ir, otro por no ser capaces de responder a ajustes muy simples. Y así constantemente. Puede que, debido al nuevo margen salarial, el problema sea la falta de recursos para conformar equipos legendarios, o quizá que falten jugadores jóvenes cubiertos de verdadera grandeza para echarse el equipo a la espalda. ¿No debería serlo Jokic? ¿Merece más crítica una leyenda de su nivel? ¿O no es justo por ahora ponerle en la escala de los Larry Bird, Olajuwon y compañía? Esto coincide con la noticia de Charania de que Giannis empieza a plantearse un futuro lejos de Milwaukee: lo esperable. Muchos posibles destinos, algunos como el propio Oklahoma City Thunder, el mejor equipo de la temporada pero que, de nuevo, carece de ese punto competitivo que solo atesoran los más grandes. ¿Será una verdadera estrella como Antetokounmpo la solución?
