Siouxsie and The Banshees y el valor de las rarezas

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Hay discos que son hijos de su tiempo y otros que se enmarcan en una tierra desconocida que nadie ha pisado antes y que pocos lo harán después. Juju, el cuarto trabajo de  Siouxsie And The Banshees encaja con esa etiqueta. Un disco poderoso, sugerente y divertido que ha sido reclamado por Radiohead o Suede como un referente, como una poderosa inspiración.

Susan Ballion proviene de un barrio residencial, llega a Londres siendo una cría y de la nada acaba subida a un escenario compartiendo festival con Sex Pistols y Clash en los orígenes del punk. Aquella chica no sabía cantar y nunca se había subido a un escenario. Esa fuerza, ese no tener miedo a nada, ese carácter la definen como personaje, como una artista capaz de todo que derribó muchas barreras y que lideró su propia banda y su propio proyecto desafiando a todo.

En Juju la banda alcanzó su cima creativa de la mano del guitarrista John McGeoch, que estuvo poco tiempo en el grupo, pero que tuvo una enorme influencia a la hora de perfilar un sonido propio, novedoso y a la par sugerente. Por todo ello esta semana sentamos en el Sofá Sonoro a la periodista Sara Morales para recorrer esta joya ochentera.

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Dinah Washington, la Amy Winehouse de los 50

En 1959, Washington grabó 'What a Difference a Day Makes!', un trabajo que la convirtió en una gran estrella y cambió su carrera. Ya en la cima se comió Nueva York con fiestas legendarias antes de abrir su propio club en Chicago, local frecuentado por la mafia. Para entonces ya era una mujer dependiente de las pastillas y con problemas con el alcohol. Su muerte, tremendamente joven, bien pudo servir de anticipo de lo que le sucedería décadas después a Winehouse. Dinah al menos tuvo tiempo para dejarnos sobradas muestras de su talento.Otros programas relacionadosEl ocaso de Billy HollidayLa guerra de Nina Simone

Manic Street Preachers y la desaparición más misteriosa del rock

The Holy Bible, el tercer álbum de los galeses Manic Street Preachers es una llamada de auxilio de su compositor Richey Edwards, autor del 75% de las letras de este disco oscuro, claustrofóbico por momentos y tremendamente personal.Durante la extraña gira mundial del álbum -Tailandia, Portugal y Reino Unido- Edwards ingresó en una institución mental para estrellas, la misma por la que pasó Amy Winehouse y en la que coincidió con Eric Clapton. Tras salir de allí, Edwards desapareció en la víspera de un viaje promocional a Estados Unidos. Nunca se le volvió a ver hasta que en noviembre de 2008 fue oficialmente dado por muerto.Recorrer las canciones de The Holy Bible es una experiencia intensa, cruda y también vigorizante. Las canciones del álbum rompen con la temática dominante del britpop y aunque el tercer disco de los galeses coincidió con la publicación del debut de Oasis o el Parklife de Blur, sus canciones parecen sacadas de un mundo distinto. Los temas de Edwards hablan del consumismo, del auge del fascismo o de la anorexia. Todo un vuelvo al hedonismo inglés de los noventa.Esta semana queremos recordar esa historias y esas canciones, ver el peculiar contexto musical y personal en el que fueron creadas y recordar un disco demasiado olvidado de una banda que triunfó a lo grande años después de la desaparición de su letrista.

Beyoncé y la traición a la reina del pop

A veces, la génesis de una obra maestra se encuentra en pequeños detalles. Una tarde de abril de 2015 una anciana llamada Hattie White celebraba en familia su noventa cumpleaños, en un momento dado la abuela pronunció una frase sin apenas importancia, pero a la vez tremendamente reveladora. En la vida me dieron limones, así que hice limonada. Esa frase inspiró el título de la obra maestra de Beyoncé.Lemonade fue la respuesta de la cantante estadounidense al terremoto que vivió su vida personal después de la traición adultera de su marido. Beyoncé cogió esa rabia y la convirtió en su siguiente proyecto, un álbum que analiza las relaciones sentimentales de los afroamericanos en toda su complejidad. Un estudio sociológico abrumador y genial que responde a la idea de que a veces para entenderse a uno mismo hay que entender de dónde viene. Todo eso quiso Beyoncé plasmar en un disco que retrata a la mujer afroamericana y también su propia historia, raíces, incluso las dudas del presente. Lo que la cantante anhelaba era hacer un retrato de cómo la esclavitud había afectado a las relaciones sentimentales entre los afroamericanos.El resultado de ese viaje, acompañado de un espectacular álbum visual, fue uno de los discos más asombrosos de su carrera y también de este siglo. Un trabajo que recorremos de la mano de nuestro analista Mario Tornero y con los reportajes de Lucía Taboada.