Las locuras, excesos y pasiones de Johnny Hallyday

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El año 2017 fue un año aciago para la música. Ese año nos dejaron figuras mayúsculas como Chuck Berry, Gregg Allman, Chester Bennington, Glen Campbell, Tom Petty, Fats Domino o Malcolm Young. Ninguno congregó a tanta gente en su adiós final como Johnny Hallyday. Casi un millón de personas acompañaron su cuerpo sin vida por los Campos Elíseos de París para despedir a un ícono francés. Una leyenda que moría a los 74 años y que vivió cada uno de ellos como si fuese el último ya fuese pisando el acelerador de su deportivo como esnifando hasta la última raya.

Hallyday representó mejor que nadie ese ideal del rock de vivir de deprisa y morir joven, pero vivió demasiado para esa máxima y su carrera y su figura se instalaron en una montaña rusa que tanto le subía al cielo de lo música como lo convertía en un paria, en algo obsoleto pasado de moda. Pero Johnny siempre volvía, se reinventaba y cuando no sabía qué hacer copiaba alguna nueva moda. Muchas de esas jugadas le salieron bien y su legado fue enorme.

Johnny coleccionó excesos, deportivos, mujeres, amantes, depresiones, pero sobre todo fue un hombre de escenarios. Nadie giró más que él o al menos nadie giró como lo hizo él. "En el escenario me evado. Estoy en mi propio mundo, puedo hacer de todo. Ya no soy yo mismo. No estoy allí. Olvido quien soy e intento interpretarme. Me da la confianza que no tengo como persona cuando no trabajo. Olvido quién soy en la vida real”, contaba Johnny en el documental de Netflix.

La carrera de Johnny Hallyday no tiene comparativa, Johhny lo hizo casi todo y fue único intentando ser otros. El adolescente que empezó copiando a Elvis y luego a las bandas inglesas, acabó siendo algo inimitable. Con una voz potente, unos profundos ojos azules y su melena rubia, Hallyday se comió Francia y también el mundo. Se puede decir que no inventó nada o que no fue el mejor en nada y sin embargo esto no quizá un ápice de mérito a su carrera. Hoy queremos recordar parte de su viaje y hemos puesto el ojo en Rivière Ouvre Ton lit su disco de 1969, un trabajo que se mueve entre el blues rock y la psicodelia de la época y que fue uno de sus trabajos más ambiciosos. Para recordar la obra de Johnny y sus canciones nos acompañan el músico Igor Paskual y Lucía Taboada con sus reportajes.

Más episodios

The Cramps y los vampiros psicópatas del rock

Hace setenta años que se hicieron las primeras canciones de rock and roll y en estas décadas hemos visto y oído de todo, bandas originales, grupos diferentes y otros que fueron pioneros. En todo este tiempo no ha habido, y probablemente no habrá, nadie como The Cramps. La banda liderada por Lux Interior y Poison Ivy mostró el lado más perverso de la música creando un mundo propio que mezclaba el rock instrumental de los 50 con la actitud del punk, la estética sado, los cómics, el cine cutre de terror, la literatura pulp y la provocación.Poco se puede decir de una banda que antes de grabar un disco había actuado en un centro psiquiátrico con sus miembros hasta arriba de LSD.Maquillaje al margen, el debut de los Cramps es un disco excelso, fresco y divertido producido por Alex Chilton de los Big Star y con un sonido arrollador y mucho amor por el rock clásico.La banda no llegaría muy lejos, pero marcó un camino propio y mostró una cara auténtica creada a base de mezclar esas cosas que fascinaban a una pareja que se conoció en un curso sobre chamanismo.Esta semana sentamos en el Sofá Sonoro uno de los discos más extraños del rock, el perverso debut de The Cramps, trabajo que recorremos junto a Sara Morales y Lucía Taboada.*Toda la información del programa, discos, recomendaciones y anécdotas de música en nuestro canal de WhatsApp, apúntate y no te pierdas nada*

Dover y su pacto con el diablo

A mediados de los años 90 surgió una banda en España que no ha tenido réplica ni tampoco precedente, una banda especial y diferente. Salvaje, exitosa y femenina. Una banda comandada por dos hermanas de Madrid: Dover.   Parece que han pasado dos vidas desde aquella irrupción de Dover con su segundo disco. España y la música en España han cambiado mucho. En algunas cosas para mejor, en otras para peor. La España de Dover era una España en la que los bares no tenían hora de cierre y en el que las salas no cobraban a los grupos por tocar. Pero también era un país más machista y con más techos de cristal. Las hermanas Llanos rompieron algunos. “Éramos dos mujeres y eso imprimía al grupo una serie de cosas, si fuésemos cuatro hombres hubiera habido más grupies. Nos teníamos que recordar que éramos estrellas”, contaban en una entrevista.  Devil Came To Me fue un disco inesperado que tuvo un éxito tremendo. Con una fuerte influencia del grounge de Seattle, las banda madrileña protagonizó una revuelta inesperada y se comieron el país de dos mordiscos con canciones frescas, salvajes y divertidas. La historia del disco y de la banda resulta trepidante y llena de curiosidades. Esta semana sentamos el segundo trabajo de Dover en el Sofá Sonoro y los recorremos de la mano del periodista Carlos Cano y con los reportajes de Lucía Taboada. 

El éxito más inesperado de los años ochenta

En la fotografía a blanco y negro del disco se ve a un hombre en mangas de camisa y con corbata fina. Está sentado frente a un micrófono en una habitación que parece un sótano. En la pared hay un reloj inmenso y una carpeta con pinza. En la mesa, junto al micrófono, se ve un cenicero medio vacío, a su lado unas cerillas y un paquete. Mas allá hay un tocadiscos. La imagen es misteriosa, inquietante, hermosa. Arriba, con letra firme en color azul se le un nombre y un título. Donald Fagen. The Nightfly.Tras media vida junto a Steely Dan, Donald Fagen grabó un disco en solitario. Un disco extraño, seductor. Nocturno y algo oscuro. En aquellas canciones, Fagen miraba con nostalgia a su infancia, a esos años 50 atenazados por el desastre nuclear y la Guerra Fría. Pero ese poso y esa mirada se van desarrollando a lo largo del disco en unas letras complejas que Fagen tardó ocho meses en terminar.Aquel álbum poderoso fue disco de oro a comienzos de los años ochenta, en plena era de las estrellas del pop. Aquel logro resultó totalmente inesperado. Fagen no lo buscaba ni lo anhelaba. Él, que se había calificado de esnob del jazz, había triunfado conjugando pop y jazz con enorme maestría en una grabación compleja. Fagen tardó casi un año en dar por concluido el disco y después entró en una profunda crisis personal.Donald Fagen no volvió a grabar un disco en 12 años. Su historia, como su música, resulta hipnótica. Hoy queremos recordar este The Nightfly, un trabajo que recorremos de la mano del periodista Fernando Neira y con los reportajes de Lucía Taboada.