Canciones para un verano feliz

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Cuando era pequeño y llegaba el verano una profunda sensación de felicidad me despertaba cada mañana. Una sensación extraña en la que el tiempo me pertenecía hasta el punto de que dejaba de importarme si era viernes o lunes, si era tarde o temprano. El verano de la niñez era un mundo perfecto y eterno que duraba hasta el día en el que un un adulto desconsiderado me decía que la semana siguiente volvía al colegio. El verano eran gaviotas en la playa, cemento que echaba humo en la ciudad y un mundo sin prisas. Al ir creciendo algunas de esas sensaciones se fueron desvaneciendo y otras llegaron. Desde el verano en que cumplí 14 cada año hago una lista de canciones. Lo que comenzó en cintas de casette que grababa de las radios mutó a cedes que grababa con canciones pirata, luego a recopilatorios en mp3 y finalmente a Playlist en streaming. Pero esas canciones se convirtieron en una tradición, en un recuerdo de verano, en la banda sonora que marcaba el paso del tiempo. Muchas de esas canciones han seguido siendo parte de mi vida. Unas me llevan al verano de mi primer amor, otras a baños nocturnos en el Mediterráneo o la niebla mañanera de Galicia. En este episodio de Sofá Sonoro voy a compartir esas canciones con vosotros y vosotras, espero que os gusten.*Toda la información del programa, discos, recomendaciones y anécdotas de música en nuestro canal de WhatsApp, apúntate y no te pierdas nada*



Más episodios

El amor de los músicos a la música

Un programa especial de versiones, discos tributo y homenajes musicales.PLAYLIST | Todas las canciones del programahttps://open.spotify.com/playlist/4mqPiUWhUj7iOIhKkvSP8v?si=6a7e36f2f33540d1

Las clases de historia de Ella Fitzgerald

Entre 1956 y 1964, Ella Fitzgerald editó una serie de ocho discos que rindieron tributo a los hombres y mujeres que habían dado forma a eso que se llamó El Gran Cancionero Americano, canciones de musicales de Broadway y de películas de Hollywood que formaron la banda sonora de la primera mitad del siglo XX. Aquel movimiento redimensionó la carrera de Fitzgerald tras sus años en Decca y fue su gran legado como artista. Esos cancioneros o Songbooks rindieron tributo a Cole Porter, Duke Ellington, Irving Berlin o los hermanos George e Ira Gerswin y asentaron su obra y legado entre los amantes del jazz convirtiendo sus composiciones en algo atemporal y eterno. Esta semana recorremos esos discos de la mano del periodista Manuel Recio y con los reportajes de Lucía Taboada. 

Jarabe de Palo y el verano de La Flaca

Pau Donés ya tenía 30 años cuando su vida cambió para siempre gracias a una canción y a un anuncio de televisión de una marca de tabaco. El debut de la banda había pasado sin hacer mucho ruido por 1996, pero aquel anuncio convirtió a La Flaca en la canción del verano de 1997 y disparó las ventas y la fama del grupo. Jarabe de Palo lo tenía todo para ser una banda de un solo éxito, para vivir su momento de gloria antes de desvanecerse y ser olvidados. Sin embargo, Pau Donés ha acabado compartiendo escenario con Pavarotti, Celia Cruz, Jovanotti o la flor y nata de la música española.El tremendo comienzo del grupo tuvo continuidad cuando en su segundo disco la banda presentó Depende y demostró que su talento para hacer grandes canciones para la radio iba más allá de ese primer éxito. Poco a poco, disco a disco, Donés y sus amigos fueron construyendo una carrera seria y con buenos fundamentos que los consagraron como una de las formaciones más importantes de su generación.La triste muerte del músico nos dejó una importante lección de vida y la excusa para recorrer aquellos primeros años cuando Pau tenía todo el tiempo del mundo y ganas de comérselo en dos bocados. De la mano del periodista David Moreu y Lucía Taboada recordamos aquellos años finales de los noventa.