SER Podcast
Xavier Vidal-Folch reflexiona sobre el nuevo Papa y Europa.
La hora tiene algo de último gran dictador. Nos está sometiendo toda la vida, somos un juguete en sus manos. Hay algo en ella que invita a la obsesión, a tenerla absolutamente presente, a que tu suerte dependa de cada instante.
Santidad, aquí nos tiene: los mansos de la Tierra. La gente que traga con todo, que ofrece la otra mejilla ante las bofetadas del poder y las empresas, que se humilla ante cualquier ofensa. En fin, más bienaventurado no se puede ser.
No quisiera sonar irreverente, pero confieso haber seguido el Cónclave con la pasión que suele reservarse a los Mundiales de fútbol o las rondas finales de Operación Triunfo. Ya no digo, por ejemplo, “dejadme en paz”: ahora digo “extra omnes”. Y me he familiarizado con los nombres de todos aquellos -Tagle, Aveline, Parolin- que esta mañana se han levantado con esa rara sensación de que no te llamen “Santidad”.