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Xavier Vidal-Folch reflexiona sobre la petición del fiscal de 24 años de cárcel contra José Luis Ábalos, ex secretario de organización del PSOE; y por la excarcelación de su sucesor en el mismo cargo, Santos Cerdán
Si todo el mundo actuara como hacen esos corruptos capaces de arramblar con dinero público, incluso en circunstancias tan terribles como una pandemia, el sistema entero se derrumbaría. La mayoría de los ciudadanos no robamos, no nos lucramos con el dinero de todos ni violamos leyes claramente establecidas. Sea por convicción o por miedo a las consecuencias de nuestros actos, la inmensa mayoría nos esforzamos por salir adelante sin transgredirlas normas. Con lo que ha costado conquistar la soberanía popular, desaisnos de regímenes injustos y autoritarios y que los que nos gobiernan sean escogidos entre nosotros.
Pasa el tiempo y nos enfrentamos de nuevo con la corrupción política de siempre. Hablo en este caso del informe de la UCO sobre Santos Cerdán y las contrataciones públicas del Gobierno de Navarra de la mano de una importante empresa de este país, pero hablo también de lo ocurrido en una Diputación Provincial presidida por el PP y de tantos y tantos casos, algunos conocidos, otros no tanto que se van acumulando. Y lamentablemente la impresión es que no parece que haya forma de escapar de ellos o no parece, quizá, esto es lo más grave, que haya una auténtica voluntad en la clase política de acabar de una vez con todas estas corruptelas.
El Partido Popular tiene un problema, aparte de con la verdad, con la espalda. Lo comprendí el lunes cuando el muy en funciones president de la Generalitat de València declaró ante la Comisión del Congreso que posiblemente había guardado en la mochila el móvil, ese artilugio del que en el día de la tragedia dependían vidas y haciendas de su comunidad. No bastó con esta lección de anatomía práctica. Recibí otra, horas más tarde, por el alcalde popular de Alpedrete (Comunidad de Madrid, no digo más) que se negó a calificar de violencia doméstica el asesinato de una mujer a manos de su marido. Andan los del PP, desde que se hicieron amiguitos de su camada escindida color verde vómito, muy ajetreados con las palabras, pues quieren hacer ver que no son lo mismo que los otros mientras siguen convenciendo a los otros de que son lo mismo que ellos.